Es curioso, pero siempre que atravieso uno de esos momentos pantanosos donde el agua embarrada empieza a ralentizar mis pasos, echo la vista atrás, para recordarme a mi mismo que al final si no bajas los brazos, todo lo que un día parece borroso termina por enfocarse a la perfección. Siempre para bien.
Ya es final de abril y desde lo alto de mi atalaya puedo ver con claridad el final de este túnel. Toda la realidad comienza a tomar la forma que antes tuvieron mis sueños y todos mis sueños empiezan a fluir con paso firme, naciendo a mi alrededor proyectos interesantes e inesperados en ocasiones, que surgen en mi presente y que van transformando y moldeando mi camino a imagen y semejanza de todas mis ideas y mis sueños.
Solo quiero acabar lo que un día empecé aquí, dejar bien cerrado este círculo y después dejar que el verano me envuelva como una manta calida y me lleve volando hacia el sur, donde cada día me esperas paciente en la orilla de una playa.
En estos momentos, haciendo una transposición mental al universo literario, me pondría en la piel de Richard, bajo las alas de un hermoso fleet dorado respirando el aire de un atardecer de verano en Illinois, abriría al azar el libro del maestro Shimoda y leería aquello de...
Nunca
te conceden un deseo
sin concederte también la facultad
de hacerlo realidad.
Sin embargo,
es posible que te cueste
trabajo.
Justifica tus limitaciones y al final te quedaras con ellas
3 comentarios:
qué perfecta frase para terminar el día, jeje
esperemos que se cumplan esos sueños!
si, jeje
Que así sea!
No te estanques, boavida, desde la esfinge de gratal espero cada día ver la señal de que sigues escribiendo para nosotros
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