Chu’i el delineante, trazaba circunferencias más perfectas a pulso que con la ayuda de un compás. Sus dedos creaban formas espontáneas salidas de la nada. Mientras tanto, su mente permanecía libre y despreocupada por lo que hacía. No necesitaba aplicarse, su mente era perfectamente simple y no conocía obstáculos.
Por ello, cuando el calzado es cómodo, se olvida uno del pie; cuando el cinturón es cómodo, se olvida uno de la cintura; y cuando el corazón está apaciguado, se olvida uno de “a favor” y “en contra”.
Por ello, cuando el calzado es cómodo, se olvida uno del pie; cuando el cinturón es cómodo, se olvida uno de la cintura; y cuando el corazón está apaciguado, se olvida uno de “a favor” y “en contra”.
Enseñanzas sobre las historias del sabio taoísta Chuang tzu
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