Tener media pared de una habitación cubierta por estanterías repletas de discos conlleva implícitamente el contar siempre con el factor sorpresa; me explico; Es materialmente imposible escuchar tanta música en un espacio de tiempo corto, habiendo discos que pueden estar reposando sobre mi pared varios meses o incluso años. Lo bueno, y de allí lo del factor sorpresa, es cuando por alguna razón o circunstancia te acuerdas en el momento más adecuado de un disco que hace mil que no has sacado de su letargo. Pues bien, a mi me sucede de vez en cuando y joder, es un gusto enorme.
Esto viene a que hoy a la mañana, de vuelta a casa sobre el suelo de nubes por el que iba caminando he recordado un disco que batió records de audiencia en mi equipo algún que otro verano, el Baja Sessions de Chris Isaak.
Un disco enorme del surfero californiano, del que una vez leí que había sido votado como el tipo mas atractivo del planeta. Por mí como si se transforma por las noches en el Yeti de Martorell, mientras sigan asomándose a la terraza de mis veranos, temazos como “back on your side” o “I wonder”.
Esto viene a que hoy a la mañana, de vuelta a casa sobre el suelo de nubes por el que iba caminando he recordado un disco que batió records de audiencia en mi equipo algún que otro verano, el Baja Sessions de Chris Isaak.
Un disco enorme del surfero californiano, del que una vez leí que había sido votado como el tipo mas atractivo del planeta. Por mí como si se transforma por las noches en el Yeti de Martorell, mientras sigan asomándose a la terraza de mis veranos, temazos como “back on your side” o “I wonder”.
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