...una parada en mis sueños...

lunes, 30 de abril de 2007

La chispa adecuada

Es curioso el poder de atracción que pueden generar algunas personas. Y aun lo es más cuando dos personas desconocidas con ese extraño poder, se encuentran en mitad de un punto perdido en el espacio infinito. Es divertido ver como sucede la escena en cámara lenta, casi congelada. Dos cuerpos únicos en medio de la marea humana, dos miradas frente a frente, mientras el resto de los mortales, ajenos a la situación siguen en continuo movimiento al ritmo de la música. Dos miradas entre las que se abre un hilo de luz en la oscuridad de la noche...
Entonces todo a su alrededor se detiene; la fiesta sigue, pero el chico y la chica ya no oyen nada más, ya no ven nada más, porque todo lo demás ya no esta allí. Al menos no para ellos dos.




viernes, 20 de abril de 2007

"Las aventuras verdaderamente grandes son aquellas que mejoran el alma de quien las vive"
Alejandro Dolina

jueves, 19 de abril de 2007

I´ll never leave it

Ya casi había olvidado el extraordinario placer de volar cada tarde encima de mi patín bajo la luz de los últimos rayos de sol, con el calorcito rico de la primavera y rodeado de un puñado de buena gente, que como yo, no dejan de ser en cierto modo una especie de bichos raros enganchados a una tabla de madera con ejes y ruedas.
Estaba pensando que es extraño que en estos dos meses o tres que llevo escribiendo en mi pequeño rincón de palabras no haya dejado ni una mínima referencia, ni un comentario o una foto de esta afición, que a pesar de los altibajos, momentos mejores y peores, me acompaña a todas partes desde chiquitín.
Para los que no se hayan subido nunca a un patín y se hayan dejado enganchar aunque solo sea un poquito por sus garras, o no conozcan a nadie que les haya comido un poco la cabeza con el tema, entiendo que es tontería explicar aquí con unas pocas palabras todo lo que supone, lo que se puede llegar a sentir cuando te subes a uno, la magia que lo envuelve, lo brutalmente estético que puede llegara ser, la satisfacción de ver la progresión, lenta, costosa, dolorosa en muchas ocasiones, pero progresión al fin y al cabo, que con el paso de los años acaba convirtiéndose en control sobre el mismo.
Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que monte en uno. Tendría 8 o 9 años, cuando un buen día apareció en el patio del cole un compañero de clase con una patineta de plástico bajo el brazo (una mítica Sancheski naranja). Desde ese primer día que monte en aquel pequeño patín, su poder de atracción me apresó tan fuerte como el mordisco de un Pit… cuando coge a su presa ya no la suelta.
Desde aquella primera vez, el reguero de recuerdos almacenados en mi cabeza es interminable. Montones de historias y anécdotas imborrables, Mi primer patín, las primeras pateadas de niño por mi barrio y después por toda esta mini city (con 10 u 11 años era un aventura igual), el primer “ollie”, la gente de tu ciudad con la que empiezas, cientos de tardes patinadas, cientos de sesiones al sol, días buenos en que todo sale “rodao” y otros de desesperación por que un truco se ha cruzado bajo tus pies hasta el punto de querer partir en dos ese endemoniado trozo de madera; cientos de golpes, caídas y lesiones de todo tipo; decenas de tablas partidas, muchos viajes con la patineta a la espalda, mucha gente de muchos lugares que vas conociendo entre truco y truco…
En fin, mil historias bajo los pies...; t
odo esto venía a cuento de que con la primavera y el buen tiempo vuelven otra vez esas ganas grandes de salir cada atardecer a patinar un ratito resurgiendo toda esa energía que permanece dormida durante el invierno. Sinceramente creo que he tenido suerte de haberme topado con un patín y haberlo disfrutado tanto… y lo que queda...

Ride or die

miércoles, 18 de abril de 2007

Leyendo… leyendas…

El otro día dejé por aquí una pequeña divagación sobre la felicidad y casualidades de la vida, que hoy sumergido en el infinito mundo Inet, he encontrado una pequeña gran leyenda…

Cuenta esta historia, que en un lejano país había un hombre que cortaba y tallaba rocas para hacer lápidas. Se sentía infeliz con su trabajo y pensaba que le gustaría ser otra persona y tener una posición social distinta.
Un día pasó por delante de la casa de un rico comerciante y pensó que le gustaría ser exactamente como él, en lugar de tener que estar todo el día trabajando en la roca con el martillo y el cincel.Para gran sorpresa suya, el deseo le fue concedido y de este modo se halló de pronto convertido en un poderoso comerciante, disponiendo de más lujos y más poder de los que nunca había podido soñar. Al mismo tiempo también era envidiado y despreciado por los pobres y tenía igualmente más enemigos de los que nunca soñó.Entonces vio un importante funcionario del gobierno, transportado por sus siervos y rodeado de una gran cantidad de soldados. Todos se inclinaban ante él. Sin duda era el personaje más poderoso y respetado del reino. El tallador de lápidas que ahora era comerciante, deseó ser como aquel alto funcionario, tener abundantes siervos y soldados que lo protegieran y disponer de más poder que nadie. De nuevo le fue concedido su deseo y de pronto se convirtió en el hombre más poderoso de todo el reino ante quien todos se inclinaban. Pero el funcionario también era la persona más temida y odiada y precisamente por eso necesitaba de tal cantidad de soldados. Mientras tanto el calor del sol le hacía sentirse incómodo y pesado. Entonces miró hacia arriba, viendo al sol que brillaba en pleno cielo azul y dijo: ¡Qué poderoso es el sol! ¡Cómo me gustaría ser como el sol! Antes de haber terminado de pronunciar la frase ya se había convertido en sol, iluminando toda la tierra. Pero de pronto surgió una gran nube negra, que poco a poco fue tapando al sol e impidiendo el paso de sus rayos. ¡Qué poderosa es esa nube! - pensó - ¡cómo me gustaría ser como ella!.Rápidamente se convirtió en la nube, anulando los rayos del sol y dejando caer la lluvia sobre los pueblos y campos. Pero luego vino un fuerte viento y comenzó a desplazar y a disipar la nube. ¡Me gustaría ser tan poderoso como el viento!, pensó, y automáticamente se convirtió en el viento. Pero aunque el viento podía arrancar los árboles de raíz y destruir pueblos enteros, nada podía contra una gran roca que había allí cerca. La roca se levantaba imponente, resistiendo inmóvil y tranquila la fuerza del viento. ¡Qué potente es esa roca! - pensó - ¡cómo me gustaría ser tan poderoso como ella! Entonces se convirtió en la roca, que resistía inmóvil al viento más huracanado. Finalmente se sentía feliz, pues disponía de la fuerza más poderosa existente sobre la tierra.Pero de pronto oyó un ruido. Clic, Clic, Clic. Un martillo golpeaba a un cincel, y éste arrancaba un trozo de roca tras otro. ¿Quién podría ser más poderoso que yo?, pensó, y mirando hacia abajo, la poderosa roca vio... al hombre que hacía lápidas.

martes, 17 de abril de 2007

האלאקאוסט

Ayer Israel recordó a los 6 millones de víctimas que el nazismo de Hitler dejó en su fanático intento por conquistar el mundo. Sin duda ha sido junto con la aniquilación indiscriminada de las tribus indígenas americanas, el mayor exterminio entre semejantes que la memoria del tiempo pueda recordar.
Dejo aquí 10 imágenes que testimonian que el hombre es el ser más destructivo y el mayor depredador que hay sobre la tierra.

viernes, 13 de abril de 2007

Between days

…imaginó dos mundos distintos; en el primero las sombras decrecían al alba, hasta difuminarse como una nube en claros de mediodía cubiertos por horas tan alargadas como los rayos del poderoso sol, peregrino de oriente donde nace y fluye la luz, el calor y la vida…

...en el ocaso, encarnado camino hacia occidente, la misma luz vertía lágrimas de tristeza, desvaneciéndose tras horizontes color púrpura eclipsando su brillo en silencio hasta sumergirse por completo en la oscuridad para contemplar así la luna, la noche y las estrellas…

jueves, 12 de abril de 2007

“la televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien enciende la tele, voy a la biblioteca y me leo un buen libro”
Groucho Marx

¿.........?

¿Oye, qué es para ti la felicidad?...
Cuantas veces habremos oído esa pregunta de boca de cuanta gente, o simplemente la hemos leído en cualquier medio, prensa, revista, panfleto o novela y cuantas veces hemos dibujado artificiosas respuestas en nuestra cabeza, imaginando la felicidad en estado puro, recreando el olimpo del bienestar mediante divagaciones mentales que nos transportan a ese condicional e ilusorio estado feliz.
Yo lo he preguntado más de una y más de dos ocasiones y en más de una y en más de dos ocasiones me ha sorprendido la respuesta ya sea por su originalidad o por lo nimia que ha podido resultarme la réplica.
Sin duda la felicidad es subjetiva e intrínseca en si misma. Parte de la percepción que cada uno tiene de la misma (el objetivo, la meta, o el concepto que se tiene de ella); por que parece obvio que no es más feliz (o no tiene porque percibir un estado de felicidad mayor) un tipo que se acaba de comprar una isla en el Pacífico por que sus negocios van viento en popa, que el niño de doce años que acaba de meter gol jugando a fútbol con sus amigos.
Pero más allá de respuestas o elucubraciones particulares que no dejan de ser pura retórica subjetiva, me gustaría comprender y valorar en su justa medida cuanto influyen y de que manera todos esos factores sociales, humanos culturales, económicos o personales a la hora de alcanzar nuestra respuesta, o la respuesta subjetiva de cada cual. ¿De que depende esa percepción de la felicidad?, ¿cuanto influye el tiempo que pasa o el espacio donde nos encontramos? ¿Y los estados de ánimo? Acaso son más relevantes los factores externos o circunstanciales que nos rodean a diario, o somos nosotros con nuestra particular apreciación aderezada con nuestros trastornos o altibajos psicológicos, los que influyen en mayor medida a darle forma a esa idea. En algún lugar leí, que es la agradable sensación que surge de la observación de la desgracia ajena; suena horrible, pero ¿En que medida afecta la infelicidad de unos para que otros alcancen la felicidad?, ¿Por qué acaso para que unos pocos sean felices, otros tienen que estar jodidos y ser infelices?
¿Se valora la felicidad en relación con los momentos malos que hemos pasado antes de creer alcanzar esa realidad propia de la felicidad o esa percepción mental de la misma? y si es así, ¿el punto de partida de la felicidad ha de ser su contrapunto, su polo opuesto o la apreciación que cada uno tenga de ese estado antagónico a la felicidad?
¿Acaso la búsqueda constante de la felicidad significa que realmente no lo somos, que nunca lo seremos del todo, en todo o en nada y que el conjunto de las personas simplemente no son felices?, ¿acaso la felicidad es una simple invención del estado para hacernos olvidar lo nefasta que puede resultar la sociedad en la que vivimos?, ¿nos marcan el camino a seguir, un camino sin final para no alzar la voz demasiado, para no revelarnos contra esa verdadera realidad?, por todo lo cual que me pregunto si podemos realmente considerar que hemos alcanzado un estado de felicidad o es meramente una percepción ilusoria que nos aleja de la verdadera realidad del mundo en el que vivimos (guerras, lucha, ambición, codicia, ira, destrucción, desigualdad, pobreza, intereses poco loables, corrupción diversificada, sociedad desestructurada, violencia o muerte)
Llegado a este punto me pregunto si existe realmente la felicidad o simplemente es una utopía, y si existe ciertamente, ¿es una meta o es un camino a recorrer? ¿Llegaran sociedades futuras en las que reine la felicidad por encima de las cosas y las personas?,
No existe el mundo que recreó Huxley, ni creo que llegue nunca (y si llega espero no verlo), de allí lo quimérico de estas sociedades “felices”. Huxley hablaba de una sociedad tecnológicamente ultra avanzada, con guerras y pobreza erradicadas y cuyo precio a pagar era la desaparición de muchas otras cosas como la familia la diversidad cultural el arte o la misma literatura borrando de las mentes de cada habitante la historia de sociedades pasadas. ¿Que precio tiene la felicidad?, ¿cuanto pagarías por ella?, ¿Necesitamos de nuestra dosis de soma para ser felices?
Buscamos la felicidad por medio de cosas, de pensamientos de ideas de estados anímicos, a través de la relación o interrelación de muchos de estos factores reales o no; ¿no son acaso más notorios y cercanos todos esos agentes, que la felicidad en si misma?
A lo largo de la historia, pensadores, filósofos de todas las escuelas, escritores, antropólogos e iluminados han intentado dar con mayor o menor éxito un enfoque, una visión, una referencia, un punto de partida o un punto final en el camino al que han llamado felicidad. ¿acaso la felicidad es la mayor ambición que un hombre puede tener? Y si es así ¿no resulta contraproducente para este fin el que tenga esta consideración tan abrumadora?, ¿Qué importancia tienen los valores inculcados y nuestra propia valoración de los mismos?, y después de todo, si el fin del hombre es ser feliz o alcanzar esa “felicidad” ¿Por qué me asaltan tantas preguntas sobre la misma?
Yo, sentado en esta silla frente a la pantalla de mi ordenador, mientras me planteo retóricamente todas este montón de dudas, pienso para mi mismo, que a pesar de lo jodidas que pueden resultar las cosas a veces, quizá la felicidad sea sencillamente una actitud, una forma de ver, de hacer, de entender y comprender la vida, y mientras lo hago, me cobijo a la luz y el calor de todas esas pequeñas cosas que a mi personalmente me trasmiten esa armonía y por que no, una sonrisa de… ¿felicidad?