…Cuenta la leyenda que Lisboa fue fundada por Ulises, héroe griego, por el que, dicen, tuvo el nombre de Lissabone. Sin embargo, los historiadores aseguran que fueron los fenicios, 1.200 años antes de Cristo, los que la fundaron, llamándola Puerto Sereno. Posteriormente fue invadida por los celtas, romanos (la engrandecieron y embellecieron, concediéndole el derecho de ciudadanía a sus habitantes, poniéndole el nombre de Felicitas Julia), visigodos y despues los arabes la convirtieron en una ciudad opulenta y le pusieron el nombre de Aschbouna.
En 1147, un joven caprichoso, Señor de un condado que convirtió en reino, pidió la ayuda de los Cruzados que pasaban por allí camino de Tierra Santa, y conquistó Lisboa. Ese joven se llamaba Don Alfonso Henriques, primer rey de Portugal. Fue otro rey, Alfonso III, el que en 1255 la convirtió en la capital del país, honor que hasta entonces ostentaba Coimbra. En los siglos XV y XVI, el Tajo se llenó de carabelas que iban hacia el Nuevo Mundo, regresando llenas de riquezas y especias. Lisboa se convirtió en una gran metrópoli, punto de encuentro de varias civilizaciones. Este bienestar económico hizo que se construyeran palacios, monumentos…
El 1 de noviembre de 1755 sufrió el terremoto más grande y devastador de su historia, teniendo que ser reconstruida de nuevo bajo el mando del Marqués de Pombal, primer ministro del rey José I, ya que desaparecieron dos tercios de la ciudad y algunos de sus monumentos más hermosos. Se hizo la red de alcantarillado y sus calles se trazaron anchas y geométricas, y como ejemplo tenemos la Baixa, conocida como Pombalina. En agosto de 1988, un incendio destruyó gran parte del Chiado, barrio que mandó erigir el citado marqués tras el terremoto…
Mañana pararé el tiempo para perderme por las calles de Lisboa y conocer de cerca esta pequeña gran historia de la capital más occidental de Europa
Good trip!
En 1147, un joven caprichoso, Señor de un condado que convirtió en reino, pidió la ayuda de los Cruzados que pasaban por allí camino de Tierra Santa, y conquistó Lisboa. Ese joven se llamaba Don Alfonso Henriques, primer rey de Portugal. Fue otro rey, Alfonso III, el que en 1255 la convirtió en la capital del país, honor que hasta entonces ostentaba Coimbra. En los siglos XV y XVI, el Tajo se llenó de carabelas que iban hacia el Nuevo Mundo, regresando llenas de riquezas y especias. Lisboa se convirtió en una gran metrópoli, punto de encuentro de varias civilizaciones. Este bienestar económico hizo que se construyeran palacios, monumentos…
El 1 de noviembre de 1755 sufrió el terremoto más grande y devastador de su historia, teniendo que ser reconstruida de nuevo bajo el mando del Marqués de Pombal, primer ministro del rey José I, ya que desaparecieron dos tercios de la ciudad y algunos de sus monumentos más hermosos. Se hizo la red de alcantarillado y sus calles se trazaron anchas y geométricas, y como ejemplo tenemos la Baixa, conocida como Pombalina. En agosto de 1988, un incendio destruyó gran parte del Chiado, barrio que mandó erigir el citado marqués tras el terremoto…
Mañana pararé el tiempo para perderme por las calles de Lisboa y conocer de cerca esta pequeña gran historia de la capital más occidental de Europa
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