Estaba tirado encima de la cama escuchando un compilado bastante antiguo que encontré por casualidad rebuscando entre mis discos y me he topado con uno de esos temas que por las circunstancias que lo rodearon en su momento me ha traído a la cabeza un montón cosas increíbles, vividas con la intensidad con la que vives las cosas a cuando apenas cuantas con veinte años; historias que hoy me parecen casi de una época antigua, olvidada, extinguida. Escuchándolo tranquilamente, he recordado la conversación sobre música, grupos y temas en la que me enfrasqué el otro día, tras la cual comprendí que el hecho de tener unos años de más o de menos y el haber vivido de lleno los sonidos de una época o por el contrario el haber pasado de puntillas sobre los mismos, o simplemente no haber pasado, supone el haberse perdido porciones importantes y muy sabrosas de este enorme y sabroso pastel.
Evidentemente si te gusta la música (la buena música), puedes escuchar y empaparte de muchos de los grupos que han marcado épocas pasadas (y no me refiero a Beatles o Rolling), movimientos, momentos o décadas que no has vivido personalmente, pero difícilmente llegarás nunca a comprender ni a sentir esa música con la intensidad con la que la pudo disfrutar alguien que haya vivido en directo y en primera persona ese momento puntual de la historia. Yo personalmente, que he masticado mucha música de principio de los noventa, o mejor dicho de los noventa en general, puedo decir sin titubear que conozco bien el sonido que marcó esta década, con el que he crecido, he vivido y he soñado despierto. Sin pestañear hago una rápida lista en mi mente en la que aparece el “sonido Seattle” con el “Nevermind” de Nirvana, el“Dirt” de Alice in Chains, el “Superunknown” de Soundgarden o el “Vs” de Peral Jam. “Rid of me” de Pj Harvey, el increíble “Grace” de Jeff Buckley, , el “king for a day” de Faith no More, el “Screamadelica” de los Primal Scream, el último gran disco de los Red Hot “Blood sugar sex magic”, el “Siemese Dreams” de los Smashing Pumpkins, “Dummy” de Portishead, “Smash” de Offspring, el “Blues Lines” de Massive Attack, “Debut” de Björk, “Ok Computer o Bends” de Radiohead, “Achtung Baby” de U2.. etz etz…; en fin, una década prolífera, en la que a mediados de la misma apareció pegando fuerte el “Brit Pop”, (le guste a quien le guste) y bajando el nivel notablemente al final de los 90 con la llegada del “Neo Punk” y el “Nu Metal”.
En mi caso particular, como soy bastante enfermito con la música, sigo escuchando mucho de los nuevos grupos que van apareciendo en escena y aun reconociendo la calidad de algunos grupos (Arcade Fire como ejemplo), supongo que el haber disfrutado de todas estas bandas que he citado, en su momento de apogeo hace que les tenga un cariño especial.
En cuanto a tiempos pasados, y volviendo a lo de haber vivido una época concreta, se que entre mis discos seguramente están muchos de los mejores de los 60, 70 y 80 ( The Who, Animals, Zombies, Jefferson Airplane, Dylan, Hendrix, The Byrds, Beatles, Rolling, The Kinks, Deep Purple, Black Sabbath, Bowie, Pink Floyd Ramones, Aerosmith, Sex Pistols, Kraftwerk, the clash, Joy Division, Misfits, Police, Pixies, The Cure…), pero tambien se que nunca llegaré a disfrutarlos tanto como lo hice con el sonido de los 90…
Por cierto, el tema que me hizo regresar a esos años es “Dropout” de Urge Overkill... simplemente brutal.